Dilemas

Seguía pensando que hacer. Su situación era un poco inestable. No convencía mucho. El tener a alguien todo el día pendiente de él era agobiante. Aquella persona siempre andó con libertad en su casa, nada de que haces cada dos segundos. Poder tumbarse en la cama y mirar el techo sin pensar en nada eran cosas que ya echaba de menos.

Su sueño fue coger un día la mochila, echarsela al hombro y desaparecer. Que nadie supiera adonde iba, solo él. Ansiaba llegar a ese momento, cambiar de aires de estilo de vida.
Dejar atrás todas esas mentiras que llevaba consigo, las que hizo por el bien de otros, dejar que sus secretos volvieran a ser suyos. Tanta libertad le empezaba a agobiar a la persona. Pero había más. Detrás de todo empezaba a peligar otra vez su independencia. Sus nuevos amigos se estaban convirtiendo en algo mas importante, los sentía como de la familia. Y eso estaba mal, no quería que eso ocurriera.

Se le escapaba su independencia.

En una escala del uno al diez ya rondaba el quince en los que a cagarla en la vida se refería. No se podía vivir lamentandose y deseando que ciertas cosas no hubieran pasado nunca. La vida no se vivía más que una vez, y se sentía desperdiciándola. Los complejos que desde pequeño túbo le hacían creer que todo estaba perdido, que quizás la felicidad y los buenos logros no estaban destinados a su persona. Ser mediocre en todo era la prueba más convincente de todas.

¿Qué iba a hacer?, ya no solo con su familia, también con su vida. No había ninguna ilusión, no había perspectivas de futuro.... de que le servía seguir haciendo esto si no iba a llegar a nada. Estancado en un punto muerto. Un pozo quizás fuera más verídico. Cuando ya has pasado allí la mayor parte de tu vida, cuando sales al exterior es complicada la adaptación.

Aún así, no se sentía tan mal. Todo era como que le daba igual, no le parecían tan terribles aquellas gilipolleces de su vida cotidiana, al fin y al cabo era lo normal, había crecido así, haciendo frente a las difucultades, poniendo buena cara.